IV

De la imagen arquetipo de la serpiente que se muerde la cola a la imagen real del perro que se la destroza, cuando su única salida es la autodestrucción, está toda la diferencia entre el ciclo impensable de la NATURALEZA, despiadado pero REAL, y el paraíso artificial de la CIVILIZACIÓN, aniquilador pero IDEAL, orden de líneas claras y definidas, limpio y pulcro hasta la náusea. En un lado se vive y se muere, muchas veces de forma atroz; en el otro, ni se vive ni se muere, y apenas se respira, estancamiento vital, exudado blanquecino formado por millones de glóbulos blancos muertos.