XVIII

Es por la tarde. Apenas hace viento. El gato negro de ojos amarillos disfruta del agradable calor que irradia la tierra caliente por el sol. Resulta una sensación placentera. Sentado sobre sus patas traseras, con la cabeza inclinada, observa con atención cómo las hormigas salen y entran del hormiguero; sin moverse, adopta una actitud de aparente desinterés mientras estudia cada uno de sus movimientos, memoriza los detalles de la escena y se identifica con los actores minúsculos que contempla casi hipnotizado, durante largo tiempo, hasta que parece quedar dormido. Cuando el aburrimiento es superior a sus fuerzas o el cansancio le vence, se retira. Al día siguiente, ya no hay hormigas.