XXXII

Los adiestradores de animales no estaría de más que se preguntarán si lo mejor que saben y pueden hacer, si la única relación posible es la sumisión, restablecer el verdadero orden jerárquico e instituir al hombre como líder dominante y fuerte. Esta idea de la superioridad indiscutible del ser humano, como cúspide de la creación, ha sido motivo de no pocas bromas, y bastantes enfados, en el seno del reino animal. Entre carcajada y carcajada, la frase que más se repite, entrecortada por las risas, es: Precisamente ellos... ¡ellos! La mayoría cree que mejor tomárselo a broma, han oído y visto cosas peores. Aunque al menos los perros han encontrado la manera de dar la vuelta a la técnica de adiestramiento; cada vez que adoptan la postura de sumisión, tumbados boca arriba mostrando sus partes más vulnerables, se las ingenien para que sus amos les prodiguen una buena sesión de caricias. Al final el dominador se convierte en dominado.